Beata Inés

BENIGÁNIM

Beata Inés y Novena

La Beata Inés de Benigánim nació en Benigànim en 1625. Desde su juventud destacó por una personalidad poco común a la de sus contemporáneos. Dotada de una inusual sencillez y humildad ingresó en el convento de las Agustinas en 1643, profesando en 1645. Admitida como hermana lega desempeñó los trabajos más arduos de la comunidad con gran alegría. Amaba en extremo su convento y la vida religiosa. Solía decir “gracias que me dejan lavar, barrer y hacer algunas cosas en la casa de Dios pues ni esto merezco”. En compensación a su extrema pequeñez poseía un espíritu eminente de contemplación. Pasó su vida en oración constante. Todas las gracias místicas se reunieron en ella. La naturalidad y sencillez con que las recibía fueron tan del agrado de Nuestro Señor Jesucristo que constantemente se le aparecía por los claustros acompañándola en sus quehaceres. 

La noticia de sus virtudes y el agradecimiento de su intercesión fue motivo de que su nombre fuera conocido entre los valencianos y otros lugares, llegando incluso a la corte de Madrid. Si bien nada sabía sor Josefa de las cosas de los hombres estaba dotada de un conocimiento de profunda humanidad. El equilibrio interior de la religiosa explica que sin saber leer fuera elevada a hermana de coro en 1663. Falleció con toda santidad el día de su patrona, el 21 de enero de 1696. La devoción de los fieles se ha venido volcando en aquella humilde religiosa que con justicia tiene ganada fama de muy milagrosa. El 26 de febrero de 1888 León XIII reconoció su santidad al beatificarla. Desde entonces los cultos a la Beata Inés evidencian el fervor popular que se le profesa, manifiesto en su festividad anual del 21 de enero.

INICIO

Amigos de la Beata

“Los amigos de la Beata Inés” son personas voluntarias que, en colaboración con la Delegada de la Causa de las Agustinas Descalzas del monasterio la Purísima Concepción en Benigánim (Valencia) viven espiritualmente su estilo de entrega a Dios y dedican parte de su tiempo a promover la vida, virtudes y fama de santidad de la Beata Josefa Mª de Sta. Inés, para que llegue a ser declarada santa por la Santa Iglesia.

Los devotos de la Beata Inés” deben programar y participar en los retiros espirituales y conferencias relacionadas con su vida y espiritualidad. (Estatutos Devotos de la Beata Inés)

Novena Beata Inés

Dios misericordioso que escogiste de entre nosotros a la bienaventurada Josefa María de Santa Inés de Benigánim para que fuera en unión de tu Hijo Jesucristo ofrenda por los pecados del pueblo. Concédenos que durante los días de esta novena grabemos en nuestra mente y corazón las acciones santas de nuestra Beata para que imitando sus virtudes logremos participar de tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Consideración sobre la humildad de la Beata Inés

Siendo la humildad cristiana el fundamento y raíz de todas las demás virtudes en contraposición a la soberbia, mal primero y principio de todos los males, no podía menos de resplandecer en la madre Josefa de Santa Inés, tan favorecida de Dios, que resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.

Un primer grado de humildad, hace que el hombre reconozca en sí mismo , su ruindad y flaquezas.

La Beata Inés se consideró a sí misma por la más vil e imperfecta criatura ,creyendo siempre que para nada era útil. Por esto se prestaba a desempeñar los oficios más bajos. Y era tan grande la satisfacción que sentía, que alegre y contenta decía de continuo: Gracias a Dios que me permite hacer algunas cosas en la casa de Dios, sin merecerlo.

Un segundo grado de humildad consiste en no querer tener consideración por parte de nadie.

La Madre Josefa lo poseyó en tales términos, que ante el buen concepto que las demás personas tenían de ella, recurría a Dios con frecuencia pidiéndole diese a conocer a todos su cortedad y vileza. Postrada en tierra clamaba al Señor: os ruego manifestéis a todos mis grandes imperfecciones, para que me tengan por lo que soy, vil gusanico, mala religiosa, montón de miserias, llena de faltas y vacía de virtudes.

Que sea el Señor el que nos tenga en consideración, y nosotros humillemos nuestras frentes en el polvo de nuestra nada.

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés , aprovechada discípula del Maestro cuando dijo: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; enséñanos las lecciones que aprendiste en la escuela de Jesús, y con tu ejemplo y tu protección, logremos resistir la soberbia y ser exaltados contigo en el cielo. por Jesucristo nuestro Señor. Amén .

Consideración sobre la inocencia y sencillez de la Beata Inés

La inocencia y sencillez son otras de las piedras fundamentales para la vida cristiana.

Estas virtudes deben ir acompañadas de la prudencia, que las distingue de la simplicidad y constituye al hombre discreto en cosas buenas.

En este sentido, estas virtudes de la inocencia y sencillez son necesarias para la salvación, como afirma el Papa San León, con estas palabras: “Todos los fieles en general y cada uno en particular tienen obligación de trabajar por alcanzar la perfecta inocencia y prudente sencillez para ser admitidos en la compañía de aquellos de quienes dice el Señor: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios .”

La Madre Josefa de Santa Inés ,supo cultivar y defender su vida cristiana con tan perfecta inocencia y Santa sencillez, que afirman todos los que la trataron, que conservó toda su vida la gracia e inocencia bautismal.

No conociendo la hipocresía, no sabía fingir en lo exterior lo contrario de lo que interiormente sentía; y a nadie juzgaba capaz de decir lo contrario de lo que tuviese en su entendimiento.

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa María de Santa Inés, qué aprendiste del Divino Maestro la prudencia y la sencillez. Ruega al Señor que cubra con vuestra sencillez nuestra malicia, para qué, revestidos de la gracia divina y limpios de corazón, podamos ver un día a Dios en la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Consideración sobre la castidad ejemplar de la Beata Inés

De la virtud de la castidad, dice el Espíritu Santo, que toda ponderación es corta en su alabanza, y qué cuántas riquezas de oro y plata se pueden imaginar, son nada en comparación de una mujer casta y honesta.

Dios escogió a la Virgen María para Madre suya, por ser la llena de gracia entre todas las mujeres; y ella, la humilde esclava del Señor, que no conocía varón, se convirtió en la Madre de Dios.

También el Señor escogió a la Madre Josefa de Santa Inés por esposa suya convirtiéndola en modelo de castidad virginal.

Conservose virgen la Beata Josefa en todo el tiempo de su vida, guardando con suma vigilancia la limpieza del alma y cuerpo. Aborrecía la deshonestidad, e instruida por el Espíritu de Dios de que las raíces de dónde brota este vicio son la soberbia, la hartura, la abundancia, el ocio, procuró arrancarlas por completo de su alma con el continuo ejercicio de las virtudes contrarias .

Debemos sujetarnos a la ley del Espíritu para que no nos dominen los instintos de la carne. A ejemplo de la Beata Inés, hemos de resistir con humildad las pretensiones de orgullo: con la sobriedad, los desórdenes en las comidas; con el desapego a las riquezas, el amor a los intereses mundanos, y con el trabajo y oración, la vida de placer y de ociosidad.

No toleraba que en su presencia se hablase deshonestamente. Recomendaba el huir de las ocasiones para evitar el peligro. Profesaba santa aversión a los profanos modos de vestir por ser ello el incentivo de sensualidad y motivo de escándalo en el pueblo fiel.

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada madre Josefa de Santa Inés, esposa del Cordero inmaculado, alcanzadnos del Señor, con vuestra intercesión, que seamos limpios y castos en pensamientos, palabras y obras, para que siendo templos vivos del Espíritu Santo en la tierra, lleguemos un día a formar parte de la Iglesia triunfante en la Jerusalén del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Consideración sobre el amor a Dios de la Beata Inés

El principal don que adornó a la Beata Josefa de Santa Inés fue el ardiente amor a Dios, en que se abrasaba.

Se nos dice en las Sagradas Escrituras que el primero y principal mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu entendimiento.”

El amor que profesaba a Dios la Beata Josefa reunía estas condiciones y era el móvil de todas sus acciones. Solía decir con frecuencia: «Amemos de todo corazón a quién nos ama infinitamente. Amemos al soberano Esposo, que es muy hermoso y merece ser amado y nos importa mucho amarle de corazón.” Y cuando le preguntaban algunos el modo de amar a Dios, les respondía con encendidas palabras: “Amándole sin modo, sin medida y sin cesar, y con todo esto jamás le amaremos alto.”

Amaba a Dios, la Madre Josefa, sobre todas las criaturas, de tal modo, que podía estar segura, como San Pablo, de que nada de lo existente podía separarla de la caridad de Dios.

Para afirmarse más y más en este exclusivo amor, decía a Dios, de lo íntimo de su alma: “Enamorado Señor, os suplico rendidamente seáis servido inflamar, encender, y abrazar mi corazón con llamas de vuestro divino amor para que, prendido éste en mi voluntad, aniquile y consuma todos los afectos de carne y sangre, sirviendo de nuevo a mi espíritu, y no dejando entrar en él pasión o cosa del mundo. “

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés, que encendida en el amor de Dios, llegasteis en vuestra vida a una perfecta unión con el dulce Esposo; alcanzadnos del Señor que, imitando tan ardiente caridad, le amemos todos aquí en la tierra, y le gocemos después con Vos en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Consideración sobre la pobreza de la Beata Inés

El Dios que nació en un establo, vivió como un obrero y murió clavado en una cruz ignominiosa, sin tener donde reclinar su cabeza no podía menos de pedir la pobreza a sus seguidores y discípulos.

El Señor se ha valido generalmente de personas de pobre condición y sin valor alguno a los ojos del mundo. Así escogió para apóstoles, a pobres pescadores; para grandes santos a personas de humilde nacimiento. Así es como escogió a la Beata Josefa de Santa Inés en su extremada pobreza, para otorgarle las riquezas de su amor y darle el título de esposa.

La pobreza a que se obligó con voto solemne nuestra Bienaventurada Madre se manifestaba en todos sus actos. Libre realmente del afecto a los bienes de este mundo, podía ocuparse toda ella y de continuo, en el servicio de su Esposo y Señor.

En lo que se refería a su cuerpo era tan extremada su pobreza, que vestía siempre la ropa que sus hermanas dejaban por viejas.

La pobreza espiritual, que hace al hombre desprendido en medio de la abundancia y las riquezas, se manifiesta en la caridad para con el necesitado. Y de tal modo resaltó en nuestra Beata, que a pesar de su pobreza real, hallaba medio de favorecer al prójimo en sus necesidades corporales. Decía: “Porque debemos asistir a los pobrecitos con mucha puntualidad y amor, siendo así que el Señor los estima y honra tanto.”

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés, fiel discípula del carpintero de Nazareth, que desprendida en cuerpo y alma de los bienes de este mundo, fuiste rica en la misericordia de Dios; alcánzanos de la bondad divina, que nos sirvamos correctamente de los bienes de la tierra, amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Consideración sobre la obediencia de la Beata Inés

Cristo, por nosotros, se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el “Nombre sobre todo nombre.”

Nada tiene de extraño que a los discípulos de Jesús se nos pida practicar la virtud de la obediencia. En grado sumo poseyó está virtud nuestra Beata Inés.

La primera condición que debe tener la verdadera obediencia, según S. Bernardo, es presteza en cumplir lo que se manda. Y tan atenta estuvo a ella nuestra Beata, que obedecía los mandatos pronto y sin réplica, sin detenerse nunca a pensar sobre la conveniencia de la obra que se le mandaba.

La segunda condición es que se obedezca con alegría, por más que lo que se manda lleve trabajo, ocasione mortificación y cause penalidad.

Así la Madre Josefa de Santa Inés, siempre se la veía risueña y alegre, cumpliendo con la mayor exactitud hasta las más pequeñas observancias. Y si se encontraba cansada a causa de los trabajos que sobre ella pesaban, sacaba fuerzas de la flaqueza, y se repetía a sí misma: “Con gana o sin gana por amor de Dios. “

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés, fiel discípula de Jesucristo, obediente por nosotros hasta la muerte y una muerte de Cruz, que con vuestra obediencia conseguisteis el nombre de esposa de Jesús; alcánzanos del Señor que nos haga pronto en el cumplimiento de nuestros deberes y sumisos a su ley aquí en la tierra, para cantar victoria en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén .

Consideración sobre la mortificación y penitencia de la Beata Inés

Dos son las razones que deben convencernos de la necesidad de la mortificación y penitencia para conseguir la salvación: nuestros pecados y el ejemplo del Maestro que, para redimir al hombre, apuró el cáliz del sufrimiento. Por esto dice a todos el mismo Salvador: “Si no hiciereis penitencia todos igualmente pereceréis.”

Conocemos el espíritu de penitencia de la Madre Josefa de Santa Inés, en la paciencia y resignación con que sobrellevaba los duros trabajos interiores y exteriores.

Bien lo experimentaba la Sierva de Dios cuando en cierta ocasión dijo a sus Hermanas: “Madres perdónenme por amor de Dios, que no puedo sufrirme a mí misma: las paredes parece se me arremeten.”

Su cuerpo era débil de salud pero se sentía reconfortada por la paciencia y resignación realizando los quehaceres del convento y sin que se le oyese nunca la menor palabra de queja; antes bien, en medio de sus quebrantos, le era muy usual el decir: “Gracias a Dios que nos da que parecer.”

Añadía a su debilidad corporal otras mortificaciones que ofrecía por los pecados del mundo y en sufragio de las almas del purgatorio, y así, al igual que el Redentor, cargaba sobre sí el peso de las culpas ajenas. Por esto tenía gran devoción a la Pasión de Jesucristo, practicando el ejercicio santo del Vía Crucis.

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés, fiel seguidora de Jesucristo en sus sufrimientos, que con vuestra vida penitente y mortificada llegaste a ser digna esposa del Varón de dolores; alcánzanos del Señor, nos dé fuerzas para sufrir con paciencia las contrariedades de la vida y mortificar nuestros sentidos para borrar nuestros pecados con saludable penitencia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

Consideración sobre la oración de la Beata Inés

Jesucristo es el primero que nos muestra la necesidad de la oración, orando él mismo e invitando a sus discípulos. Se retiraba, Él solo, a hacer oración en circunstancias difíciles o ante momentos importantes y otras veces les invitaba a los discípulos:”¿ No habéis podido orar ni una hora? vigilad y orad para no caer en la tentación”. También nos dice cómo ha de ser la oración: confiada y perseverante.

Aleccionada con esta doctrina, la Beata Josefa de Santa Inés, casi no supo ocuparse en otra cosa, durante su peregrinación por el mundo, más que en la contemplación de Dios, y en pedirle remedio para sus necesidades y las de sus prójimos. Su oración estaba marcada por la confianza y la perseverancia. La causa de comunicar Dios con ella con tan íntima familiaridad, no debe buscarse en otra parte que en la devota atención y el piadoso afecto de la voluntad, con que se entregaba a la oración contemplativa. De aquí los favores que de continuo alcanzaba del Señor.

Para que la oración produzca sus efectos, debe ser perseverante además de fervorosa, porque siendo, arma poderosa de defensa contra el mal, hemos de emplearla con constancia, ya que la victoria no es para los que empiezan con valor el combate, sino para los que lo terminan con ánimo confiado perseverante.

La oración de nuestra Beata era tan continua, que nunca cesaba de orar; cuando gozaba de salud, y en sus enfermedades; lo mismo en las alegrías, que las tristezas que padecía su alma.

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés, atenta discípula del Maestro divino que nos enseñó a rezar al Padre celestial; alcánzanos del Señor fervor y constancia en el orar, para que nuestras súplicas obtengan el triunfo prometido a los victoriosos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

Consideración sobre la caridad con el prójimo de la Beata Inés

Si el mayor y primer mandamiento de Dios es que le amemos con todas las fuerzas de nuestra alma y sobre todas las cosas, semejante a éste es el precepto de la caridad con el prójimo. La razón es, dice Santo Tomás, porque siendo el prójimo criatura de Dios , hecha a su imagen y semejanza, el mismo hábito de caridad que el Señor infunde en las almas para que le amen, es el que inclina y mueve para que amen a su prójimo; de modo que no puede haber amor de Dios sin que haya verdadera caridad con el prójimo.

La Beata Josefa de Santa Inés, tan amante de su Esposo divino, amaba, también, de un modo entrañable a su prójimo. Continuamente rogaba al Señor por sus necesidades, pues en su oración tenía siempre las miserias de sus hermanos para su remedio.

Con su perfecta caridad, no le bastó conseguir por este medio la conversión de muchos pecadores, sino que de las necesidades del espíritu pasaba nuestra Beata a procurar el remedio de las desdichas corporales de sus prójimos, así se la vio muchas veces abandonar milagrosamente la clausura para ir en persona en auxilio de los necesitados.

La caridad de la Beata Josefa de Santa Inés para con el prójimo no se vio satisfecha con remediar tantas miserias en este mundo, sino que procuro además, aliviar a los difuntos. Encargaba a la religiosas sus Hermanas y otras personas devotas rogasen al Señor por los difuntos, se acordasen de ellos en la Misa, y rezasen el Viacrucis y el Santo Rosario.

Pídase la gracia que se desea alcanzar.

Padrenuestro, Avemaría y gloria

Oración final

Bienaventurada Madre Josefa de Santa Inés, unida al amor de Jesucristo que dio su vida por nuestra salvación; ruega por nosotros para hacernos partícipes de tu ardiente caridad para con Dios y con el prójimo, y así podamos un día oír, en tu compañía, la sentencia dirigida a los justos: “Venid, benditos de mi Padre, a poseer el Reino de los cielos.” Por Jesucristo nuestro Señor. Amén .